LA MUERTE ES LO MÁS MARAVILLOSO QUE TE PUEDE OCURRIR EN LA VIDA

Soy Tomás Gracia, tengo 47 años, y llevo mucho tiempo intentando superar el miedo a la muerte.

En realidad, no es tanto miedo a mi muerte, no es miedo a mi propia muerte, sino más bien miedo a la muerte de mis seres queridos, miedo a la pérdida.

Maldito apego malentendido, ¡maldito ego!

Todavía recuerdo como algo tabú y misterioso cuando murió mi abuelita, teniendo yo tan solo 4 años de edad.

Nadie dijo que ser padre, o madre, fuera fácil.
Yo siempre digo que como padres hacemos lo que podemos más que lo que debemos.
Y por ello no le reprocho nada a mis padres, porque lo hicieron lo mejor que pudieron, pero desde luego, no de la forma más adecuada para un niño de 4 años.

En nuestra sociedad se nos educa para vivir de espaldas a la muerte.

Recuerdo que como nadie hablaba de ello, pasaron años hasta que descubrí que mi abuela había muerto y no la volvería a ver jamás.

Pero la muerte forma parte de la vida y dependiendo de cómo la gestionemos, puede ayudarnos a ser más felices y a disfrutar más de la vida.

Por eso afirmo rotundamente que lo mejor que nos puede pasar en la vida es morirnos, porque así nos aseguramos de tener en nuestro inexorable destino la clara constatación de que debemos vivir cada día de nuestra vida como si fuera el último, porque algún día será cierto.

Desgraciadamente, en nuestra cultura nadie nos enseña a familiarizarnos con la muerte y nos damos de bruces con ella cuando nos toca de cerca y no nos queda otro remedio.

La muerte forma parte de la vida y, si se nos educara para mirar a la muerte de frente, no solo dejaríamos de temerla tanto sino que, igual que se hace en otras culturas, podríamos utilizarla para crecer espiritualmente y aprender a disfrutar la vida como lo que es, un regalo maravilloso y efímero.

dreamers muerte

 

¡Prohibido hablar de la muerte!

 

Cuantas veces habrás escuchado expresiones como “ya descansa en paz”, o tal vez “definitivamente se nos marchó”.

Porqué tanta retórica cuando existe un verbo tan claro y conciso como MORIR?

En otras culturas la muerte es tan cotidiana y está tan a la vista de todos que resulta del todo imposible mirar hacia otro lado.

Se la mira de frente, se aprende e incluso se festeja la gratitud de haber tenido a esa persona cerca durante un tiempo.

Por desgracia, en nuestra sociedad no pasa lo mismo.

Aquí, cuando alguien habla habitualmente de la muerte o saca el tema, parece que a todo el mundo le incomoda.

“¡No hables así delante del niño!”

Ojalá lo hubieran hecho delante de mí, ojalá lo hubieran hecho conmigo.
Tal vez hoy no le tendría tanto miedo a la muerte.

Desde luego no es algo de lo que guste hablar, claro que no.

¿Por qué?

Porque le tenemos mucho miedo a la muerte (y al sentido profundo de la vida).

Pero es que, queramos o no, tarde o temprano nos vemos obligados a mirarla de frente cuando algún ser querido muere.

En esta sociedad, al dolor de la pérdida hay que añadirle el desconocimiento y el desconcierto que produce la falta de familiaridad con emociones tan intensas, por no hablar de nuestra ridícula insistencia en superarlo lo antes posible.

¿No sería mucho más saludable familiarizarnos con la muerte antes de que nos pille por sorpresa?

¿No sería interesante estar más preparados?

¿No sería más saludable aceptar el dolor y la tristeza (que forman parte de la vida) en lugar de hacer como que no existen?

Seguro que si tuviéramos menos miedo o pudor a la muerte, el dolor y la pena durarían menos y la usaríamos para convertirnos en personas más fuertes y más preparadas para gozar de la vida.

¡Vivimos de espaldas a la muerte!

¿No es un poco contradictorio vivir de espaldas a la muerte, vivir de espaldas a lo único cierto en la vida?

Por supuesto, no se trata de deprimirse con constantes pensamientos horribles sobre la muerte, sino de mirarla desde otra perspectiva más amable, más amorosa, más madura.

Cada día es un regalo.
Y la muerte nos recuerda que la vida es un regalo maravilloso.

 

dreamers logo muerte

 

Si, en lugar de quejarnos tanto, nos diésemos cuenta de que despertar cada día es una bendición; si entendiéramos con humildad que cada día que vivimos nos viene de más y que eso no significa que el mundo y las cosas deban ser como queremos que sean; si observáramos a la muerte (que forma parte de la vida) como una gran aliada que nos enseña y recuerda constantemente que no somos imprescindibles y que vamos a morir queramos o no… podríamos de verdad VIVIR con mayúsculas, experimentar el milagro de estar aquí cada momento, aceptar y celebrar con alegría cualquier experiencia que nos espere a la vuelta de la esquina.

Así, en lugar de sufrir sacando doscientas carreras y un máster; en lugar de perder el tiempo intentando triunfar; en lugar de preocuparnos y manipular el futuro de nuestros hijos, simplemente nos dedicaríamos a experimentar la vida con honestidad, a vivir amorosamente, a hacer lo que nos pide el corazón, a disfrutar con nuestros verdaderos anhelos, sin miedo ni culpa, dejando a los demás que también lo hagan.

No podemos evitar nuestra muerte ni la de las personas a las que queremos.
Tenemos derecho a ponernos tristes, a tardar en superarlo, a sentir el dolor y luego, como todo, a dejarlo marchar y aprender con la experiencia.
Y recordar que, tanto nuestra propia vida, como la de los demás, no nos pertenece.
Nuestras posesiones y nuestro cuerpo no nos pertenecen. Disfrutémoslo mientras lo tengamos y liberémonos de la carga que supone pretender que todo sea perfecto.

La vida ya es perfecta tal y como es, naciendo y muriendo, así es el milagro de la vida.
Nuestra vida en la tierra es finita, y por eso precisamente, es extraordinaria y perfecta, aunque no nos lo parezca.
Liberarse del ego supone ponerse en manos de la existencia, como dejarse abrazar por una madre, rendirse a algo que está muy por encima de nosotros y nosotras y confiar en que, si las cosas son como son, será por algo, aunque no lleguemos a comprenderlo nunca.

muerte dreamers tatuaje

Recientemente volví a sufrir una pérdida.
La pérdida de un ser muy querido para alguien que sin ser de mi sangre, es como si lo fuera.
Había dolor, pena, mucha pena, tristeza y llanto, como naturalmente debía ser, pero sólo espero que mis palabras le servirán de consuelo.

“Ella siempre vivirá en ti, como tú siempre formarás parte de su energía, allá donde quiera que vaya”

Mi nombre es Tomás Gracia, y llevo 47 años intentando entender que LA MUERTE es lo mejor que te puede pasar en la vida.

Por eso me he tatuado una calavera en mi piel, para recordarme cada día cuando me miro al espejo, que ese es el final que me espera, y así no olvidarme de disfrutar ese día como si fuera el último de mi vida.

 

Tomás Gracia
DREAMERS

“Todos tenemos en nuestro interior dos cosas en común, una calavera y un DREAMER.La única diferencia es que algunos lo descubrimos antes, otros después, y otros, desgraciadamente nunca”

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